¿Dónde anida el germen del mal?
Por Eva Matarazzo
Der Kleine Führer tiene la singularidad de comenzar desde la puerta de ingreso. Los personajes reciben a les espectadores desde la calle e interactúan incorporándoles como parte de la propuesta. Con cierta reminiscencia a un teatro más performático y participativo, cómo se daba en los años 80 y 90, que se desarrollaba en lugares no convencionales, las nociones de tiempo y espacio también cobran una lógica diferente. En este subsuelo con escenario circular, lo circense se torna trágico, pero de alguna manera todes participamos de este siniestro festejo.
Un edificio gris en pleno centro de la ciudad, a escasos metros del Obelisco y los Tribunales. Allí un sótano esconde el proyecto secreto de la empresa Bayer y la logia nazi. Adolf, un niño, cuyo ADN es producto del banco de esperma que resguardaron los jerarcas del partido, será el nuevo Führer. Pero este joven producto de la ciencia y la manipulación genética sufre una debilidad congénita pulmonar que lo obliga a vivir encerrado y conectado a un pulmotor.
En este pequeño “Führer” se resignifica de alguna manera el mito de Frankenstein, y la ciencia queriendo manipular la vida y el sentido. El día en que asistimos como testigos de este experimento, la empresa Bayer le aplicará la vacuna que le dará fortaleza y salud, y le permitirá salir al mundo. Para este gran evento contratan entonces a un par de payasos para que hagan reír al niño con su número de varieté, pero ¿De qué debería reírse un niño, en un mundo que ha destruido completamente a la infancia?
Con dramaturgia y dirección de Eugenio Soto, la obra propone una interesante búsqueda desde la narrativa y la experimentación artística. La construcción de este espacio mezcla de bunker, cabaret y circo es también uno de los aspectos a destacar. Les actores construyen muy bien a cada uno de estos personajes que terminan transformándose en víctimas y victimarios en este perverso juego de poder, y transitan en este tétrico ambiente del que por momentos parece no haber salida.
El huevo de la serpiente, el horror en persona, el espejo terrorífico en el que nadie quiere reconocerse, Der Kleine Führer, nos devuelve con el efecto de una cachetada el reflejo de una humanidad que arrasó con todo, creando una maquinaria para la guerra y la destrucción. Al mismo tiempo nos propone reflexionar sobre nuestra responsabilidad como parte de esa humanidad y qué mundo, y qué infancias les dejamos a las nuevas generaciones.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Autoría: Eugenio Soto
Intérpretes: Pedro León Alonso, Lucas Delgado, Jazmín Diz, Karen Hawryliszyn, Vladimir Klink, Julia Pérez Ortego, Darío Pianelli
Peluquería Teatral: Soraya Ceccherelli
Diseño de vestuario: Maria Silvia Pérez Luzuriaga
Diseño de espacio: Félix Padrón
Diseño de luces: Aquiles Gotelli
Diseño sonoro: Pedro León Alonso
Realización de escenografía: Félix Padrón
Realización de objetos: Félix Padrón
Fotografía: Selene Scarpiello
Diseño gráfico: Pedro León Alonso, Jazmín Diz, Julia Pérez Ortego
Entrenamiento vocal: Mara Ferrari
Asistencia de dirección: Micaela Alonso, Mora Grinblat Seldes
Prensa: Valeria Franchi
Producción general: Deir Kleine Fuhrer
Dirección: Eugenio Soto
SALA DE MÁQUINAS
Lavalle 1145. CABA
Web: https://www.facebook.com/demaquinas.sala/
Entrada: $ 1.000,00 – Domingo – 19:00 hs –