En diálogo con Escénicas Baires, Juano Villafañe se refirió a La conversación infinita, una obra de poesía y teatro experimental creada a partir de textos y poemas de su autoría, y dirigida por el actor Gustavo Pardi.
Nacido en Quito, Ecuador, en el retablo de titiriteros con el que sus padres viajaban de pueblo en pueblo, y bautizado con vino por Pablo Neruda, su destino como poeta ya estaba escrito desde el comienzo. Hoy, Juano conmemora su primer medio siglo en el campo cultural argentino y latinoamericano, y para ello prepara una serie de acciones artístico culturales. La conversación infinita, forma parte de esta celebración, un viaje a través de la literatura intensa de su autor, que es interpelada, deconstruida e interrogada por otro poeta, por otro actor, por otras actrices; y que propone un acercamiento distinto a la forma tradicional de presentar a la poesía en el teatro.
EB: ¿Cómo nace la idea de La conversación infinita?
J.V: La obra nace por una idea original que el actor, dramaturgo y director Gustavo Pardi tenía en relación a mi obra poética. Pardi había leído mis textos y pensó que había materiales como para elaborar una dramaturgia con los libros de poemas: El corte argentino, Públicos y privados y textos inéditos que le entregué oportunamente. Gustavo Pardi consideraba que mis poemas, por sus rasgos coloquiales, tienen un gran poder de comunicación al decirlos oralmente. Si bien yo no hago una poesía coloquial estrictamente, ya que hay en mis escritos influencias surrealistas, románticas e inclusive barrocas, la sonoridad de mis textos permitía que los poemas fueran dichos oralmente. A ello se agrega la idea central de Gustavo Pardi de ofrecer una propuesta disruptiva, no canónica, moderna, una nueva forma de decir la poesía en el teatro. Así fue que armó con mis poemas una historia sobre el amor entre un hombre y una mujer. Fue articulando diversos fragmentos de diversos textos y logró producir un gran poema dramático. Su pareja artística Trinidad Vassia realiza una excelente actuación y de la misma forma las actrices Nicole Williams y María Sol Pacheco.
EB: ¿Cuáles son los temas más relevantes que te interesan introducir en tus poemas?
J.V: Uno tiene en la poesía temas recurrentes como pueden ser el mar, la vida existencial y cotidiana, la reflexión sobre el sentido del mundo y de las cosas, el amor, los viajes. Como verás son muchos los temas a los que uno recurre según las circunstancias. El corte argentino es una suerte de novela familiar, allí recurrí a la historia de mi vida con mis padres. Yo nací dentro de un teatro, en una carreta tirada por caballos que andaba de pueblo en pueblo donde mis padres hacían títeres, este retablo se llamó La Andariega. Viví en una casa que era un gran teatro, con talleres de pintura, espacios escénicos, escenografías, bibliotecas, títeres de todo el mundo. Tuve una formación renacentista: estudié música, teatro, pintura. Todos esos temas se traducen en mi libro. Además le dedico poemas a quienes fueron grandes amigos de mis padres como Pablo Neruda, con quien viví en Isla Negra y que me bautizó con vino para que fuera un poeta, a mis experiencias con Violeta Parra, María Elena Walsh, Leda Valladares, Enrique Molina, Ariel Bufano, Emilio Pettoruti, Hamlet Lima Quintana y muchos otros compañeros de la vida artística que fueron muy amigos de mis padres. En este libro, la temática, como te decía, es una suerte de novela familiar. Yo creo que para la poesía todos los temas son válidos, aunque uno pueda suponer por anticipado que hay temas que son más poéticos que otros y eso tampoco está mal.
EB: ¿Cómo se conjuga esta idea de lo circular y la representación del poeta y su alter ego?
J.V: Es muy interesante tu pregunta. Porque durante el trabajo con Gustavo Pardi se produjo un acuerdo de partes de carácter implícito: desde el momento que Pardi comenzó a decir mis poemas se transformó en mi alter ego, o sea Pardi también era el poeta que decía mis poemas y yo el poeta que le ofrecía al actor mis escritos para que él a su vez me los representara. Hay momentos en que el poeta-actor invita al poeta-autor a contar su vida en el escenario y el poeta-autor accede a ser representado, pero en ese ir y venir, en que el uno es el otro y el otro también es el poeta original, comienza a producirse una recirculación constante, donde se van reelaborando los poemas para pasar a ser todos un gran poema circular que casi nunca termina, una obra circular reconstruida e interrogada por otro poeta que está en el escenario, por otro actor y por otras actrices. De esta forma la circularidad es envolvente, todos dicen y actúan la poesía. El poeta entonces descubre a su alter ego en el propio escenario, en la propia representación de la obra
EB: En esta conversación que planteas en la obra ¿Con quienes hablas y sobre qué?
J.V: Yo parto de la idea de que la poesía es una conversación infinita, “nunca termina, es infinita esta riqueza abandonada” diría el poeta Edgar Bayley. La conversación es con uno mismo y a la vez uno mismo, el poeta que escribe, el que invita a otros a conversar en el poema. La obra La conversación infinita parte de esa idea, de que lo poético no termina nunca. Por otra parte también la conversación remite a una historia de amor en algún sito posible donde uno al recordar poéticamente recuerda aquella historia y le hace hablar a los protagonistas, protagonistas en donde el poeta siempre está presente. En mi libro El corte argentino tengo varias versiones sobre conversaciones que recordé o que paradojalmente en el momento de escribirlas no pude recordarlas y poetizo justamente sobre aquella conversación ya olvidada. La obra justamente que montó Gustavo Pardi es un estado teatral sobre la conversación entre un hombre y una mujer, una conversación circular y que casi no puede terminar nunca.
EB: ¿Qué recuerdos de tu infancia, sensaciones, aromas pensás que se ven reflejados en La conversación infinita?
J.V: La infancia siempre está presente en la poesía. La infancia representa el primer estado de lo poético, el estado de inocencia y de aprendizaje de las primeras palabras. Mis padres eran grandes conversadores y en aquellos años se juntaban en mi casa Olga Orozco, Manuel Mujica Lainez, Alejandra Boero, Miguel Angel Asturias, Lautaro Murua, Rafael Alberti, entre otros amigos de mis padres y todos eran grandes conversadores. Yo el estado del coloquio, de la conversación, lo viví desde niño.
EB: ¿Qué diferencias notas entre tus primeros poemas y los más recientes?
J.V: Noto que mi poesía se ha expandido, se ha multiplicado sobre sí misma. Es el mismo poeta que en algún momento aprendió a vivir y ahora vuelve a desarmar lo que ha vivido, a demostrase que no se aprende a vivir como si fuera una carrera que ofrece un título. Que ya no se aprende más a vivir. Y la poesía por suerte tampoco se aprende, está en el mundo. Entre los primeros poemas y los más recientes están las oportunidades que uno tuvo para enriquecer las formas del decir, las formas del hacer poético, las experiencias poéticas se han multiplicado.
EB: ¿Qué otros proyectos tenés pensados para celebrar estos primeros cincuenta años en el campo cultural?
J.V: Este año estoy trabajando en diversos emprendimientos que se van presentando paso a paso. Los tengo tan incorporados en el trabajo cotidiano que creo no me voy a olvidar de ninguno. Quizás pueda haber algunas omisiones como en todo recuerdo. Te cuento: ya estrené la obra de teatro La conversación infinita con poemas del libro El corte argentino cuya dramaturgia y dirección están a cargo de Gustavo Pardi, obra sobre la que ya hablamos. Con las actuaciones de Trinidad Vassia, Nicole Williams, María Sol Pacheco, Gustavo Pardi. También estreno la obra de teatro Confesiones de un escritor en homenaje a Haroldo Conti, dirigida por Manuel Santos Iñurrieta en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, con las actuaciones de Diana Kamen, Gabriela Parera, Gustavo Pardi, Pepo Migliori (Música), Horacio Novelle (Puesta de luces y sonido). También el relanzamiento del Aula de Poesía que coordino junto a Jorge Dubatti que está destinado a los lectores de poesía, a los autores y a los ensayistas. A su vez también el relanzamiento del Ateneo Javier Villafañe en Florencio Varela con el auspicio de la SADE y la Municipalidad de Florencio Varela, un emprendimiento cultural muy importante en el sur de Buenos Aires.
Estoy con proyectos editoriales como la edición de un libro sobre la historia del Taller Literario Mario Jorge De Lellis, la Revista Mascaró, Los Poetas de Mascaró y Liber-Arte Bodega Cultural. El libro narra las historias artísticas, literarias y políticas culturales entre los años 1969 y 2002, donde participo como animador de esas publicaciones y espacios. Y el lanzamiento de las obras completas de Leonor García Hernando, con un prólogo que yo le escribí con mucho afecto, porque fue la gran amiga de mi vida y una gran poeta, editadas por la Editorial Ediciones en Danza.
Y además la presentación del disco con canciones creadas por Débora Infante con poemas del libro El corte argentino. Y del espectáculo Poemas y canciones en la multitud. Este proyecto musical fue una de las más hermosas experiencias poéticas que tuve durante los últimos años. Muchas cosas para celebrar, a los cincuenta años del hacer artístico pareciera que a uno se le junta todo.
La conversación infinita, sobre textos de Juano Villafañe, con Gustavo Pardi, Trinidad Vassia, Nicole Williams, María Sol Pacheco, se presenta todos los domingos a las 20 hs, en la sala Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543, CABA).