Una excelente alegoría sobre los artistas y el poder político

Por Eva Matarazzo

Un espacio circular delimitado por cortinas mustias y raídas por la miseria. Un ambiente frío e inhóspito, y en medio de esta fachada de circo en decadencia, una compañía teatral española que recorre con su vieja carreta, los caminos de barro de la Buenos Aires colonial. Época del virreinato, que también fue “el emporio criollo del contrabando y de la rapiña”. El puerto como telón de fondo y el Río de la Plata que no resulta ser el paraíso prometido.

La historia dividida en un epílogo y cinco jornadas, gira en torno a esta compañía dirigida por Angulo el malo (Mario Alarcón), un mediocre y déspota comediante, su abatida mujer Toña (Stella Galazzi), el frustrado dramaturgo Isidoro (Luis Campos) y su mascota Berganza (Cutuli), un perro que oficia como narrador y acota las didascalias de la obra. Con su viejo vestuario consumido por la pobreza y el hambre a cuestas, los artistas tratan de instalarse en una plaza, pero es difícil conseguir la autorización de los funcionarios que manejan la cultura y la diversión. La llegada de un nuevo Virrey provoca que Angulo quiera arrimarse al poder de turno. Se propone entonces denunciar al pregonero, acusándolo por el mal manejo de los fondos públicos, para quedarse así con su puesto. Pregonero, que no sólo debía anunciar las nuevas leyes, sino que además tenía que entretener al poder castigando y haciendo de verdugo de los más débiles, como una forma de espectáculo público.

El germen de La vis cómica, comenta Kartun, surgió leyendo las comedias ejemplares de Miguel de Cervantes. El personaje de Angulo proviene de un capítulo de la Segunda Parte de Don Quijote de la Mancha, y el perro hablante Berganza, de El coloquio de los perros.

En cuanto a los personajes de Toña e Isidoro, son muy interesantes también sus monólogos, donde reflejan el lugar del fracaso de la actriz y el dramaturgo respectivamente, quienes siendo engañados por el supuesto contratista Angulo, son arrastrados a la ruina.

Hay además un quinto personaje, del cual se habla pero que nunca aparece, y es la “Cacatúa”, una india a la que Angulo compró a la manera de especie exótica parlante, como atracción del gran público, y a quien tiene encerrada en una jaula. Una siniestra y terrible alusión, sobre este personaje que nunca se presenta en escena, y que (si bien Berganza acota como humorada, que es por falta de presupuesto), podría representar a aquellos que ni siquiera tienen voz en la escena pública, en este caso la “indígena”, y hoy podría ser porque no, el/ la “indigente”, aunque etimológicamente provenga de otra palabra (indigere).

La representación y la convención quedan expuestas en un ingenioso juego metateatral, en el que el teatro reflexiona sobre sí mismo a través del personaje del perro, con una gran carga de humor e ironía. Los guiños hacia el mundillo artístico y la crítica al sistema de poder, y a los artistas laderos que venden el alma al diablo con tal de pertenecer, es sumamente interesante.

La magia del lenguaje y la genialidad de Kartun para articular figuras retóricas, como: rimas, metáforas, retruécanos y refranes, utilizando desde palabras vulgares hasta algunas propias del estilo barroco, hacen que la musicalidad del lenguaje y la métrica que contiene toda la obra sean un deleite para el espectador.

El trabajo de los actores es admirable. Mario Alarcón demuestra ser uno de los actores más grandes de la escena actual, con su dominio del escenario y su presencia. Cutuli se destaca interpretando desde la desafectación, pero con mucha intensidad a este noble can que desenmascara frente al público la ficción. Stella Galazzi y Luis Campos se lucen con la composición de sus personajes y el sublime momento en el que hacen sus monólogos.

El diseño escenográfico y la iluminación son asimismo aspectos a destacar de la puesta, teatralidad y belleza estética por donde se lo mire.

En suma un espectáculo más que recomendado, en el que el público sale de la sala agradecido por haber sido parte de esta ceremonia teatral.

FICHA TÉCNICA
Autor Mauricio Kartun
Elenco: Mario Alarcón, Luis Campos, Cutuli, Stella Galazzi
Asistencia de escenografía y vestuario Agustina Filipini
Asistencia artística Malena Bernardi
Diseño de sonido Eliana Liuni
Diseño de iluminación Leandra Rodríguez
Diseño de escenografía y vestuario Gabriela Aurora Fernández

Coordinación de producción: Federico Lucini Monti
Asistencia de dirección: Tamara Correa, Lucas Pulido
Producción técnica: Magdalena Berreta Miguez

Dirección Mauricio Kartun

Funciones:
Miércoles a domingos, 20.30 hs.
DURACIÓN
100 minutos
Platea $ 210 Miércoles y jueves $ 105
Teatro San Martín. Sala Cunill Cabanellas
Av. Corrientes 1530