Nuria Espert fue ovacionada en el Cervantes

Por Eva Matarazzo

El pasado fin de semana se presentó  durante tres fechas consecutivas a sala colmada, la aclamada actriz española Nuria Espert. Dirigida por Lluís Pasqual, retomó la palabra de Federico García Lorca, el poeta y dramaturgo que ha ocupado un lugar destacado en la trayectoria profesional de ambos.

El espectáculo está basado en un texto que Federico escribió para una lectura de Romancero gitano, donde él mismo introducía y comentaba sus poesías. La actriz dio voz a los pensamientos de Lorca y sola en escena pronunció poemas tan célebres como El Romance de la Luna.

Romancero gitano fue el primer gran libro del poeta granadino, publicado hace ya 91 años, y posee una enorme riqueza de imágenes y símbolos que aluden a vida y muerte, pasión y violencia, la tierra y el firmamento.

En la Sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes, solo una línea de butacas, como un rayo que parte la oscuridad, atravesó el espacio. En ella la figura de Nuria Espert, asomó vestida de negro, con un manuscrito en su mano. Iluminada en el inmenso escenario, allí presente, consiguió revivir en esa vastedad el universo del autor español.

Por su parte, Lluís Pasqual ha querido añadir a la pieza teatral, en la que los versos de Lorca son los protagonistas, esa relación entre el poeta y Espert con retratos de la actriz durante la obra.

«A través de las mujeres expresó Federico muchas veces sus sentimientos más profundos. Y las actrices encarnaron a esas mujeres; con sus cuerpos y sus voces. Nuria Espert es una de las actrices que desde algún sitio escogió Federico para encarnarlo una vez más, siguiendo la luz de Josefina Artigas, de Lola Membrives, de Margarita Xirgu… Y Nuria ha respirado Federico durante muchos años. Por eso a veces, como un relámpago, aparece en medio de la lectura el recuerdo de algo compartido por la actriz y el poeta más allá del tiempo y de sus normas”. (Lluís Pasqual)

Tomando como hilo conductor la soledad, Espert convocó también cuatro grandes ecos femeninos, cuatro mujeres solas: Mariana Pineda, Yerma, la madre de Bodas de sangre y doña Rosita, interpretando maravillosos fragmentos de sus monólogos. Y la eterna soledad de Federico, el Federico tímido y aterrado que para cruzar la calle necesita agarrarse del brazo de alguien, y hacer teatro porque “en el teatro todo se comparte”.

Una velada teatral íntima y conmovedora, en la que el público emocionado no paraba de aplaudir, cuando culminó con la oda Grito hacia Roma (Desde la torre de Chrysler Building), del poemario Poeta en Nueva York.

“…Porque queremos el pan nuestro de cada día,
Flor de aliso y perenne ternura desgranada,
Porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
Que da sus frutos para todos.”

 

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