Un Hamlet al palo

Inspirada en Hamlet, la obra de Paola Lusardi, nos ofrece una versión actual y provocadora sobre el clásico shakespeariano.

Al ingresar a la sala, el modo de organización espacial nos instalan en un lugar distinto. La cercanía de los actores con el público, la música trap, el olor a asado  y la ubicación de los espectadores sobre el escenario, nos dan el indicio de que vamos a presenciar algo diferente.

Ojalá las paredes gritaran refleja una realidad social e histórica que tiene que ver con nuestra contemporaneidad. Nos muestra un Hamlet (Julián Ponce Campos) millenial, de la llamada generación Y, amante de la música electrónica, enojado con su entorno, y visiblemente afectado por la muerte de su padre. A Gertrudis (Antonella Querzoli), una madre de clase media alta, frívola y superficial, que con el cadáver aún fresco de su esposo, se casa con su cuñado. Un Claudio (Martín Gallo), bruto, machista, primitivo. Un Polonio (Augusto Ghirardelli) yuppie que siempre ve el lado positivo de las cosas. Una Ofelia (Mariana Mayoraz) sensible, idealista, feminista, y un Horacio (Santiago Cortina) silencioso pero presente, que siempre acompaña a Hamlet con su música. 

Cómo voyers, presenciamos todo lo que ocurre en la casa familiar y en el jardín. Con actuaciones jugadas, una destreza corporal y vocal increíble, y apostando siempre al riesgo, los actores se entregan a la propuesta atravesando por diversos estados, entrando y saliendo de las situaciones.

Una estructura metálica en altura, con un entrepiso, y delimitada por paredes de un material transparente, reflejan al público en la sala, como un espejo que nos hace explícita la  «cuarta pared». Porque justamente el revelar la convención y lo ficcional, es uno de los recursos contemporáneos que se utilizan en escena. Subvertir los límites a partir del cruce entre lenguajes y disciplinas, como el trap o y el parkour, es otro mecanismo de la puesta que provoca una interesante tensión.

En este Hamlet resignificado, el movimiento constante, el ritmo, y la intensidad de cada acontecimiento son sumamente importantes. Nada está quieto, porque todo lo que ocurre inquieta, desconcierta, moviliza. Es un teatro vivo, presente.

Una poética contemporánea que experimenta y arriesga constantemente.

Ficha técnica:

Elenco: Julián Ponce Campos, Antonella Querzoli, Martín Gallo, Augusto Ghirardelli, Mariana Mayoraz, Santiago Cortina

Dramaturgia y dirección: Paola Lusardi

Colaboración en Dramaturgia: Leila Martínez

Asistencia de Dirección: Francisco Barceló

Asesoramiento en Dramaturgia: Andrés Granier

Diseño de Movimientos: Marina Cachan

Música: Ignacio Sánchez, Mateo Schreiterer

Diseño de Escenografía: Gonzálo Córdoba Estévez

Diseño de Iluminación: David Seldes

Asistente de Iluminación: Francisco Varela

Fotografía: Julieta Rodríguez

Diseño Gráfico: Francisca Rojas

Producción Gráfica: Romina Juejati

Asistente de Producción: Jennifer Aguirre Woytkowski

Producción Ejecutiva: Carla Carrieri

Producción Internacional: Débora Staiff

Prensa: Marisol Cambre

 

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