Quebrar para doblegar
Por Eva Matarazzo
Osvaldo Lamborghini dejó escrita su última novela llamada Tadeys, cuando vivía en Barcelona, en el año 1983. El manuscrito estaba en tres carpetas sin ordenar, y se publicó luego de su muerte.
Una interesante versión teatral de esta novela, se presenta en su segunda temporada en el Teatro Nacional Cervantes. Con la dirección de Analía Couceyro y Albertina Carri, e interpretada por un excelente elenco encabezado por Diego Capusotto y Javier Lorenzo.
La historia con formato de fábula sexual-política, sucede en la comarca, un país imaginario vagamente situado en Europa oriental. Allí existe un buque de “amujeramiento” para adolescentes violentos. La forma de volver dóciles a estos cuerpos insurrectos es entonces feminizarlos. En su primer monólogo, Diego Capusotto en el papel del Doctor “la araña” Ky nos advierte que el experimento que estamos por ver se ajusta a una lucha: se trata de un programa de rehabilitación de “machitos violentos”, encerrados en un buque-prisión y gradualmente convertidos, a puro golpe y violación, en «damitas deliciosas», en «muñecas que no fallan». Estas «damitas pasivas», son una muestra de que la represión finalmente domestica.
Además de lo que ocurre en la cubierta de este buque, el Doctor y el Comandante nos explican cómo funciona el método, y cómo fue descubierto por un tal doctor Marker, quién estudió la conducta de los Tadeys: «Estos animales de carne exquisita, de gran parecido con los humanos y hábitos sexuales peculiares, daban en buena medida, la tónica de la vida sexual de la comarca, que se reflejaba en la conducta sodomítica de la especie».
El relato construido de una manera fragmentaria y con una cronología fluctuante, enlaza diferentes historias para demostrar los mecanismos utilizados por este sistema represivo. A su vez el cruce entre diferentes lenguajes y formatos produce un confuso y atractivo bacanal escénico en el que conviven coreografías pop, escenas de cine y Tv de los años 80 -90 (en las que el rol de la mujer es de absoluto sometimiento) e imágenes de películas porno. La investigación del Dr. Marker se presenta mediante una proyección en blanco y negro, una especie de documental ficcionalizado, como si fuera material de archivo, en el que Analía Couceyro actúa de “alter ego” de Lamborghini. Se suma además la historia “ejemplificadora” del pibe Barulo, y cómo éste llegó a ser feminizado.
El diseño espacial y escenográfico es también muy inquietante y hace que la puesta sea sumamente dinámica. Un escenario inclinado hacia adelante y con hoyos. A un costado del mismo, un sillón de dentista con aspecto de aparato de tortura y del otro lado la fosa del barco, en la que arrojan a los insurrectos para ser violados. En el centro de la escena la espectacularización y la representación, con pantallas de Tv retro y unas cortinas plásticas, que actúan de telón de fondo para el armado del show.
El vestuario remite a lo artificial y a lo ecléctico. Los personajes masculinos tienen pelucas estilo Marie Antoinette, pero con trajes contemporáneos, las damitas son sometidas a ajustados corsets, medias con portaligas y zapatos de taco aguja. Sus rostros están forzadamente tensados por elásticos, que rodean sus pómulos para dibujar una falsa sonrisa.
El trabajo de los actores es admirable. Diego Capusotto interpreta a un personaje sarcástico, con algunos momentos de humor, pero también con una siniestra peligrosidad. Javier Lorenzo, el Comandante, es un duro militar, pero a la vez con cierta carga de ambigüedad y sensualidad. Iván Moschner, como la damita más sumisa y servicial, realiza una interesante composición desde el lugar de “lo femenino”. Canela Escala Usategui, Felipe Saade, y Bianca Vilouta Rando, son también un hallazgo; jóvenes y talentosos actores que están a la altura de los personajes y comprenden muy bien la propuesta y el lenguaje.
En este Imperio bataclán en el que se manifiesta la violencia sexual y de clase, hay víctimas y victimarios, amos y esclavos. El Estado es la representación de lo siniestro, un país sodomizado para poder ser dominado, domesticado y ultrajado por parte de aquellos que detentan el poder. «Es nuestro deber tener secretos si somos Estado», se escucha decir. En otro momento una de las víctimas se pregunta: «¿El Estado es hombre o mujer?, y la terrible respuesta es: Es hambre para todos». A pesar de todo, en este último personaje persiste la furia, aquella que mantiene vivo su espíritu de resistencia y rebelión.
Tadeys nos habla del Estado como estructura de poder y sometimiento, pero también de otras instituciones dominantes que actúan de la misma manera, como lo son la iglesia, el patriarcado, la familia, y en muchos casos hasta el mundo de las artes y el espectáculo. A pesar de ello, lejos de toda solemnidad o bajada de línea, lo hace mediante un humor violento, sexual y provocador, cerrando con una frase que desdramatiza pero al mismo tiempo perturba:“¡A reír, contemporáneos!”
Ficha técnico artística
Actúan: Diego Capusotto, Canela Escala Usategui, Javier Lorenzo, Ivan Moschner, Felipe Martín Saade, Florencia Sgandurra, Denisse Van Der Ploeg
Actuación en video: Diego Capusotto, Analía Couceyro, Canela Escala Usategui, Javier Lorenzo, Felipe Martín Saade, Bianca Vilouta Rando
Vestuario: Mónica Toschi
Escenografía: Gonzalo Cordoba Estevez, Mariana Tirantte
Iluminación: Sol Lopatin
Música original: Florencia Sgandurra
Asesoramiento coreográfico: Celia Argüello Rena
Asesoramiento artístico: Lisandro Outeda
Asesoramiento Artes Visuales: Juan Francisco Martinez Pucci, Fernando Ramos Tutera
Asistencia de dirección: Juan Doumecq
Producción ejecutiva: Francisco Patelli, Ana Riveros
Dirección: Albertina Carri, Analía Couceyro
Duración: 80 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
TEATRO NACIONAL CERVANTES
Libertad 815 CABA
Teléfonos: 4816-4224
Web: http://www.teatrocervantes.gob.ar/
Domingo, Jueves, Viernes y Sábado – 18:00 hs – Hasta el 05/04/2020
Miércoles – 18:00 hs – Del 04/03/2020 al 11/03/2020
Entrada: $ 280,00