El diablo mete la cola
Por Eva Matarazzo
La obra de Héctor Oliboni plantea un intrigante conflicto. Lucrecia y Ezequiel son una joven pareja que intenta cumplir con todos los mandatos sociales para ubicarse en una buena posición y destacarse en la vida (Universidad, buen trabajo, quizás buen sexo, un departamento chiquito pero bonito), pero a pesar de todo ello se sienten insatisfechos, vacíos. En su luna de miel, ambos encuentran un bolso repleto de dólares y se lo quedan sin decirle a nadie. Cómo consecuencia de esta acción reciben en su casa la visita de otra pareja un tanto particular, que irrumpe para poner en dudas y develar la faceta más oscura de los recién casados. A partir de este hecho fortuito ya nada será como antes.
La puesta de Ana Alvarado propone un espacio delimitado por una delgada línea de luz fluorescente. Un escenario bastante despojado, con algunos sillones individuales y una mesita ratona con algunas bebidas, sirven de marco a este departamento, muy acorde con las características de los personajes.
Un registro de actuación en el que lo lúdico está en primer plano, y en el que los actores saben moverse muy bien. Hay además una transformación paulatina de los personajes que tiene que ver con el desarrollo de la acción.
A través del juego, los actores logran introducir al espectador en esta historia que se va complicando y en la que las verdaderas caras de los personajes saldrán a la luz.
La ambición, la cobardía, el amor, las relaciones de pareja y las prioridades de cada individuo, son puestas en juego a partir de esta comedia que por momentos se torna más ácida y peligrosa.
En una época en la que todo parece poder comprarse y venderse, la aparición del maletín sirve entonces como excusa para hablar de valores y plantearse algunos interrogantes más de fondo, como: ¿Hasta donde llega el amor en una pareja?, ¿Que seríamos capaces de hacer por dinero?, ¿Cuáles son nuestros verdaderos deseos y ambiciones?, etc, etc.
Una pieza muy interesante, con una clara dramaturgia, y que nos permite reflexionar en clave de humor, sobre la esencia del ser humano en la sociedad burguesa actual.