Un espectáculo íntimo y conmovedor

Por Gerónimo Boccio

En el fondo de Polonia (“es decir en ninguna parte”, como escribió Alfred Jarry en el comienzo de Ubú Rey), más precisamente en la perdida localidad de Drohobycz, la Galitzia polaca, nació y vivió Bruno Shulz, escritor, artista gráfico, pintor, dibujante y crítico literario, de origen judío, quien sería reconocido con el tiempo como uno de los mayores estilistas de la prosa polaca del siglo XX. A pesar de haber vivido siempre en ese lugar, y de haber sido asesinado muy joven por un oficial nazi, la obra de Shulz supo atravesar el tiempo y las fronteras, inmortalizándose en la literatura universal. En sus relatos el ser humano a la vez que drama deviene caricatura, con personajes siempre en plena regresión.

Schulz consideraba que algunas imágenes se imponen en la infancia con tal poder de penetración que cristalizan el sentido del mundo y trazan las coordenadas a partir de las cuales el artista extraerá su obra; a ese conjunto de imágenes lo llamaba mito.

“Si se pudiera invertir el curso de la evolución, y regresar a la infancia por senderos desviados, gozar una vez más de su plenitud y su inmensidad, veríamos finalmente cumplida esa ‘época genial’, esos ‘tiempos mesiánicos’ que las mitologías siempre nos han prometido e, incluso, afirmado su advenimiento. Mi ideal es ser lo suficiente ‘maduro’ para volver a encontrar la infancia. En mi opinión, la verdadera madurez sólo consiste en eso”. (Bruno Shulz).

Este espíritu lúdico de Shulz, se refleja justamente en su cuento El jubilado, en el que un anciano funcionario, ya retirado, regresa humildemente a los bancos escolares con la intención de volver a aprender todo de nuevo.

En Las horas fuera de los márgenes, Javier Margulis retoma este cuento y hace una adaptación teatral. Con un formato de unipersonal, la propuesta cruza el lenguaje escénico con lo pictórico y lo poético, generando las atmósferas necesarias para que el relato se potencie con cada imagen y cada pequeño acontecimiento.

El diseño del espacio, la sublime escenografìa de Marcelo Salvioli, la música original, la iluminación y el vestuario, están construidos desde la belleza de la oscuridad y lo fantástico, fieles al espíritu de la obra shulziana, pero logrando la teatralidad necesaria para no quedar cautivos en lo literario.

Los objetos suspendidos en el aire que se manipulan a través de roldanas, son parte de una maquinaria onírico – teatral en continuo movimiento. Un sugestivo estado de fragilidad, magia y liviandad, que se manifiestan también en el cuerpo de este anciano de peso ligero.

El trabajo de Alejandro Mazza es asimismo admirable y está lleno de matices y pequeños momentos. El personaje atraviesa por una variada paleta de colores y estados, que van desde la soledad o la nostalgia, hasta el juego infantil y la picardía.

Las horas fuera de los márgenes, son justamente las horas irresponsables, dice Szymcio, el protagonista, aquellas horas donde la imaginaciòn vuela hacia los lugares más insólitos, y en las que la libertad se apodera de todo. Hasta de aquellos cuerpos cuya condición ya no es la de un niño, pero en los que el deseo de serlo sigue siempre latente.

Esta obra se presenta todos los miércoles a las 20.30 hs, en Mil80 Teatro (Muñecas 1080. CABA), con entrada a la gorra, como una forma de resistencia cultural en tiempos difíciles y para que todos puedan acceder a verla.
Se aconseja reservar antes por Alternativa Teatral, porque el espacio tiene solo 30 butacas y las localidades se agotan muy rápido.

Ficha artístico/técnica:
Dramaturgia: Javier Margulis
Szymcio: Alejandro Mazza
Escenografía: Marcelo Salvioli
Pintura de telones: Iván Salvioli, Raul Olivari, Alejandra Olivari
Vestuario: Liliana Piekar
Realización de vestuario: Cristina Rinaldi
Diseño de iluminación: Marco Pastorino
Colaboración luminotécnica: Miguel Molina
Asesoramiento coreográfico: Mariela Bonilla
Música original: Adrián Odriozola y Javier Margulis
Estudio de grabación: La cuerda
Asistencia de dirección: Maria Emilia Caran
Asistencia técnica y realización: Franco Camilato
Fotografía: Francisco Bernabei
Prensa: Medio x Medio
Dirección: Javier Margulis