Un teatro vivo y necesario
Por Eva Matarazzo
“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos”.
(Federico García Lorca. Discurso pronunciado en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros – Granada – septiembre de 1931)
Una noche sin luna, espectáculo escrito y protagonizado por Juan Diego Botto y dirigido por Sergio Peris – Mencheta, propone una suerte de recorrido por algunos episodios en la vida de Federico García Lorca, que revive para contarnos su historia en primera persona. A partir de fragmentos de su obra, charlas, conferencias y entrevistas, la pieza cruza una línea en el tiempo uniendo el pasado con el presente.
Cuentan que la última noche del poeta, aquella en la que fue fusilado, fue de las más oscuras que uno pueda imaginarse. Esa misma noche, en el molino cerca de Víznar, Federico fue asesinado cobardemente y arrojado en una fosa común con la cruel y horrorosa intención de borrar su vida y obra de la historia. Aquella oscura y trágica circunstancia da título a este espectáculo, que justamente logra mantener su memoria más viva que nunca. “Somos porque otros nos recuerdan” – dice el personaje en un momento- haciendo referencia a Teseo y el hilo de la memoria. Porque al recordar, ponemos en primer plano la memoria que es lo que define nuestra identidad, aquello que se mantiene vivo en el recuerdo. De esta manera, a través del hecho teatral, salen a la luz y cobran vida las historias y las ideas de esas personas a las que quisieron silenciar.
“A mi me mataron porque el rumbo que fue tomando mi país y las decisiones que fui tomando colisionaron en un punto” – Dice Federico. Y en este sentido, se produce un interesante paralelismo entre la historia de España en la que se registran 58.000 víctimas del franquismo y se calcula que puede haber más de 114.000 desaparecidos, algunos enterrados en fosas comunes, como Federico García Lorca; y lo ocurrido en la Argentina durante la última dictadura cívico militar que dejó un saldo de más de 30.000 desaparecidos, entre ellos el padre del propio actor Juan Diego Botto, a quién le dedicó el estreno en Buenos Aires.
La puesta de Sergio Peris – Mencheta es una sugerente y movilizante experiencia teatral. Una propuesta que no es para nada plana y en la que se abren distintas capas de sentido. En este juego de espejos es muy acertada también la idea de dialogar con el público y romper el muro de frialdad que genera la denominada “cuarta pared”. Botto habla directamente con los espectadores y los hace partícipes activos de las situaciones desde un primer momento, generando empatía y seduciendo desde su personaje, con mucho sentido del humor e ironía. Su trabajo actoral es realmente digno de admiración y no alcanzan los elogios para adjetivar tanta belleza, sensibilidad y poesía sobre el escenario. Se destaca asimismo, el diseño escenográfico de Curt Allen Wilmer sumamente mágico y poético. Apoyado en una serie de trampas sobre un gran tablado que posibilitan al actor ir rescatando diversos objetos para transformar el espacio en distintos escenarios de acuerdo a las necesidades del relato.
Al comienzo de la obra, se cita un texto maravilloso de Lorca, de Comedia sin título, en el que se pregunta: “¿Cómo se llevaría el olor del mar a una sala de teatro o se inunda de estrellas un patio de butacas?” , es decir, cómo traer la realidad al teatro, y al mismo tiempo si es posible a partir del arte incidir sobre la realidad. Al finalizar la función, me pregunto si no debería ser esa la verdadera función social del arte y del artista. Una noche sin luna, lo logra, porque es un trabajo revolucionariamente perturbador y conmovedor. Algo ha cambiado esta noche al menos en mí.
Ficha técnico/artística:
Intérprete: Juan Diego Botto
Coordinación de producción CTBA Julieta Sirvén, Verónica Parizzi Doynel
Producción técnica CTBA Santiago Miró
Coordinación técnica de escenario CTBA Nery Mucci, Cecilia Núñez
Dirección técnica, técnico de iluminación y sonido Manuel Fuster
Maquinista y utilero Giovanni Colangelo
Regidora Melanie Pindado
Asistencia de dirección Xenia Reguant
Espacio sonoro Pablo Martín Jones
Música original Alejandro Pelayo
Diseño de escenografía Curt Allen Wilmer (AAPEE) con EstudioDedos
Diseño de iluminación Valentín Álvarez (AAI)
Diseño de vestuario Elda Noriega (AAPEE)
Atrezzista Eva Ramón
Dirección y diseño de producción Nur Levi
Dirección Sergio Peris-Mencheta